Defensa propia

Aprovechando que es domingo y que el calor deja de apretar, hemos decidido dar hoy un paseo en familia por la zona de los bosques que hay en el torrente de Son Veri, cerca del Arenal (Mallorca). Es una zona de bosques que, aunque mutilados hoy por diversas carreteras, tiene un importante valor paisajístico. Y lo cierto es que hemos regresado de allí con ganas de llorar. Millones de sacos de escombros, botellas, plásticos, colchones, latas, cartones,...un estado de total abandono. Cualquier cosa que usted pueda tirar, está representado dentro de los límites del bosque. Nadie vigila, nadie controla. Y a nadie parece importarle.
Y que conste que esta zona, aunque turística, no está así por culpa del turismo. No veo llegando allí a cientos de alemanes, dispuestos a tirar los envoltorios de sus bocadillos. Ni a ingleses reformando sus habitaciones de hotel en su tiempo de ocio y tirando sus escombros por el balcón. Más que nada por qué al lado no hay ninguna discoteca ni playa. Aquello esta así porque los que vivimos en esta isla (mallorquins de pedigrí y forasters de otros lugares) "Som uns porcs". Nos meteremos todos en el saco y que se salga el que pueda. En castellano o en catalán. Como quieran.
 Mis hijos, todavía desde su tierna mentalidad, me preguntaban indignados quién podría hacer eso al bosque. "Con lo bueno que es el bosque con nosotros, papa, que nos da oxígeno para vivir", me decía mi pequeña de cinco años. Yo, sin respuestas que proporcionarles, callaba. Sin saber qué decir. Sin saber adónde mirar.
Y mientras la administración (la que está ahora y la que estaba antes) pasan absolutamente del tema. Ello se explica por la cantidad de toneladas de arboles viejos, hierbas secas y matorral que se acumula por sus lindes. Pasto de llamas a no mucho tardar. El milagro, si me lo permiten, es que todavía no haya ardido. Aunque a lo mejor así luego es mejor. Todo quemadito, a recalificar y a expandir la costa. Y a traer más gente. Porque si se quema, ya no tiene sentido protegerlo. Nos ahorramos el dinero y luego lo empleamos en dar subvenciones a nuevos hoteles en la zona. A comer dinero. El día que llegué un tsunami y nos lleve por delante, que nadie se atreva a decir que la naturaleza es vengativa. Con la de putadas que llevamos haciéndole desde hace siglos, yo lo consideraría defensa propia. Y justificada.


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